domingo, 26 de abril de 2015

Llave

Busco tu nombre
que conduce al mío.
Toco en tu imagen
donde dobla el aire.
Abro la mano, soplo.
Así cruzas. Te observo
sin querer retenerte.
Y vas, vienes... No era en vano
el reflejo hacia adentro
de un don desposeído,
el sentido entrevisto
del vacío en silencio.
 
 
* (No es la primera vez que, tras la escritura de un poema, la reacción de un lector, inadvertida para quien la hizo, genera la escritura de otro texto que engarza con la creatividad todavía abierta del poema anterior. Este es el caso de estas otras palabras surgidas poco después de ese esbozo de remanso interior que hace unos días titulé "Patio". Y cada poema es un impulso distinto.)
 

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