domingo, 3 de julio de 2011

Sobre la conveniencia de ocultar tus años

Haz de la cifra de la edad secreto,
geoda germinal de lo que lleva el nombre
con que se ordena la materia,
no miedo ante el ocaso
que dulcemente se reclina y duerme.
Esconde siempre la manera
con que los días te contemplan
y pasan incapaces
de retener la cuenta de tu euritmia.
El vuelo rosa del flamenco
planea en las lagunas, curva
la condición voraz del tiempo.
 
 
* (Hace unos días, en un rápido cruce de mensajes con una joven escritora y traductora de poetas rusos a la que desconocía presentada por nuestro entrañable parisino de Lesaka F. J. Irazoki, surgió una leve e interrumpida conversación sobre la ocultación de la edad en algunas mujeres. Mero juego al que un rato de paz mientras mi hija nadaba me procuró estas palabras.)
  

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