domingo, 27 de febrero de 2011

Relectura de cielos

De algarabía
se orquestan despedidas
ante el crepúsculo.

 
Trazan las alas
como un cuenco de sombra
la noche próxima.
 
Sostiene el cielo
el vuelo enfebrecido
de tanto canto.
 
Gime un planeta
sumergido en el rastro
de este plumaje.
 
 
* (A vuela pluma, de un casi haiku -como lo denominó Elías Moro- de golondrinas y murciélagos en sucesión de vuelos que anuncian el crepúsculo, el lector, en esa circunstancia feliz de sumergirse en lo leído y recrearlo en su memoria, desplegó de nuevo para sí el espacio de ese rito solar desde la infancia tantas veces cumplido y lo tradujo en la forma que sabe, con palabras que a la vez son una versión, un homenaje y una infidelidad a tan breve 'haiku' que todo un horizonte contemplaba.)
 

miércoles, 23 de febrero de 2011

Fiel a tu devenir

¿Qué quieres?
¿Qué me quieres...?

Dame tan sólo lo que sabes.

Cuántas veces vendí tu sangre en vano
y aún trocas el horror en nieve o gema.
 

miércoles, 16 de febrero de 2011

Contra toda razón

Si me buscas,
que no te dé la ausencia
palabras nunca dichas.

¿Regresarás mañana?
Tiene la noche dudas
que oscuridad te posan.

Y sin embargo hay música
que da ser: arde.

Y ardes en mí.
Aún creo
y te puedo esperar
en nada, en nada...
 
 
* (Este poema, invocación y despedida, de Las horas próximas, lo muestro ahora bajo el título, no suyo, de una de las tres partes del libro que, leídas de seguido en el índice, descubrían otro poema que de este modo tal vez apenas fue advertido: Contra toda razón / de lo perdido / se abre el mar entre calles. Las mismas calles estilizadas, no manifiestas y casi siempre invernales de aquel Valladolid de mediados de los 80 que atenuaban la soledad de esa llamada con la imagen -premonición y calma- del mar entonces nada cercano ni esperable y que la escritura poética, como cuando es de verdad, siempre anticipa.)
 

jueves, 10 de febrero de 2011

Incisión

La navaja que corta la pupila
persigue de la luz su verdad última.
Línea de la ceguera que, si quema,
no impedirá mirar pese a la herida,
no teñirá de sombra las palabras.
Justo al alcance de la mano invicta
el mito del lugar que nos concluye,
la dorada ciudad que te habla y sueñas.
 

viernes, 4 de febrero de 2011

Más jaiquillas

Y en el claro ese abismo
por el que llegue siempre
tu sonrisa.
 
 
Lo efímero cercano...
Si nunca para odiar,
esos tus ojos.
 
 
* (De los materiales con que construimos un libro, hay una serie de borradores y poemas circundantes que acompañan a aquel momento creativo. Estas otras 'jaiquillas' -como las mostradas el 25 de octubre pasado pertenecientes al conjunto de aquel cuaderno A lo breve, perfectamente hubieran merecido haber sido editadas entonces, lo que reparo ahora rescatándolas. Aquí quedan al comienzo de este invernizo febrero, cruzado a mitad de su trayecto con esa extraña fecha venusiana y lunar que alude al sueño de eros o al añorado sentimiento. Valga aquí este reflejo.)