jueves, 16 de septiembre de 2010

Tantos años después

Cuerpo de la memoria,
fugacidad sentida, deleitada,
ánfora de la vida escalonada en música,
risa, iris, renacimiento y suma.
Mujer de tan hermosa
en danza tras la senda florida de sí misma.
 

2 comentarios:

Tomás Sánchez Santiago dijo...

Sí, siempre un temblor apenas percibido, una delicadeza para dejar el poema como tú lo sabes dejar, casi flotando en ese espacio intermedio indefinible entre el lector que lo recibe y tu último gesto al soltarlo al aire... Seguiré mirando esa isla, Carlos. Entrando en ella.

Efi Cubero dijo...

Llueve en Táuride, Carlos... Suelo levantarme temprano y ya he leído los diarios y el correo mientras bebo un café. Muy bello este último poema que has colgado claro y limpio en sí mismo. Poseen esos poemas una cualidad o calidad que me gusta especialmente: la intemporalidad. Y la ausencia de anécdotas, como si hubieran surgido así, desde el cristal del tiempo sin apenas esfuerzo...

En Poesía y en Arte no creo en géneros, ni me gustan los términos de poesía femenina, poesía extremeña...¡Me dan un repelús! Poesía buena o mala, nada más.